EEUU lleva tiempo amenazando al sector farmacéutico. En este sentido, el presidente de EEUU, Donald Trump, está impulsando nuevas políticas para bajar el precio de los medicamentos en el país y promover el uso de genéricos y biosimilares, que —según la Casa Blanca— pueden ser "tan buenos como los de marca, pero hasta un 80% más baratos".
Para conocer el alcance de estas medidas, David Cantarero, catedrático de la Universidad de Cantabria y responsable del Grupo de I+D en Economía de la Salud del Instituto de Investigación Sanitaria Valdecilla (IDIVAL), ha atendido a este medio. En primer lugar, Cantarero ha expresado que "técnicamente, las políticas que reducen los precios de mercado de los productos de marca actúan principalmente a través de dos canales que afectan a las empresas innovadoras: los ingresos esperados por producto y, por tanto, el retorno sobre la inversión (ROI); y el perfil de riesgo de los proyectos de investigación y desarrollo (I+D)".
Ante este escenario, explica que "cuando los precios nacionales se alinean con los precios internacionales más bajos (precio de referencia o most favored nation – MFN), las ventas unitarias pueden mantenerse, pero el precio medio ponderado por unidad se reduce". Según el experto, esto disminuye los flujos de caja descontados del producto y, por tanto, su Valor Actual Neto (VAN). "Un VAN más bajo implica que menos proyectos resultan viables según los criterios de inversión privada", admite.
A continuación, indica que la administración puede argumentar reducciones de precio dependiendo del fármaco, pero el efecto no es inocuo. "La farmacéutica decide ex ante qué líneas terapéuticas financiar en función del retorno esperado ajustado por riesgo", certifica. "Si las políticas reducen de forma predecible esos retornos en segmentos amplios (por ejemplo, terapias crónicas dominadas por moléculas de marca), las compañías reasignarán capital hacia áreas con menor presión de precios: nuevos segmentos de mercado, enfermedades raras o entornos hospitalarios privados", añade.
Por otro lado, indica que también tenderán a concentrarse en tipos de productos menos susceptibles a compresión de precios (biológicos complejos, terapias celulares) o en etapas más tempranas de I+D, con perfiles de riesgo y duración distintos. "Existe evidencia empírica suficiente que muestra desplazamientos en la orientación de la I+D tras aumentos en la competencia genérica (por ejemplo, hacia biológicos y fuera de mercados dominados por genéricos)", reitera Cantarero.
Otro de los efectos identificados por el experto es que la mayor presión sobre los precios incentiva tácticas de lifecycle management (extensiones de patente, nuevas formulaciones, combinaciones, indicaciones, etc.), aumento de actividades de lobbying, acuerdos con pagadores (risk-sharing), y reingeniería de portafolios (venta de activos, fusiones y adquisiciones para capturar eficiencias o reequilibrar el propio pipeline).
En este punto, admite que las compañías medianas o biotech con una o pocas moléculas son especialmente vulnerables, ya que "si el precio objetivo baja drásticamente, su capacidad de capital se deteriora (por menor flujo de caja futuro esperado), reduciendo la tasa de proyectos que alcanzan fases clínicas avanzadas". En otras palabras, argumenta que "la política reduce directamente el valor de mercado de los productos existentes y cambia la asignación marginal del capital en la industria, favoreciendo proyectos con modelos de ingresos menos expuestos a comparadores internacionales o con mayor protección de mercado (por ejemplo, exclusividades regulatorias)".
A la pregunta de si existe el riesgo de que estas medidas, aunque busquen precios más bajos, terminen reduciendo los incentivos para la investigación de tratamientos innovadores, responde que sí. "Es un escenario posible, aunque su magnitud depende del diseño político, el alcance temporal y los mecanismos de compensación", defiende. En este punto, el experto identifica que hay dos fuentes de riesgo principales:
Por último, el experto explica que cuando la política se diseña con cuidado, pueden introducirse mecanismos compensatorios, como:
En definitiva, Cantarero expresa que "la reducción de precios puede disminuir el incentivo marginal a invertir en ciertas líneas de I+D, y el impacto agregado sobre la innovación dependerá de qué fracciones del mercado queden realmente comprimidas, de la respuesta regulatoria (por ejemplo, acelerar biosimilares) y de los mecanismos compensatorios implementados por el gobierno o el mercado".
Fuente: El Global Farma