La biotecnología lleva décadas sosteniendo los cimientos de la industria farmacéutica. Desde la introducción de la insulina recombinante en los años noventa —primer medicamento biológico aprobado— hasta las terapias celulares y génicas de última generación, este campo ha abierto posibilidades impensables para el tratamiento de enfermedades complejas. En este contexto, la mesa redonda celebrada en el marco de BioSpain 2025, del 7 al 9 de octubre en Barcelona bajo el lema 'Global crossroads, local vibes' (Cruces globales, vibras locales), reunió a expertos del sector para reflexionar sobre la evolución, los desafíos y el futuro de la biotecnología farmacéutica.
Desde la consolidación de los anticuerpos monoclonales hasta las actuales terapias avanzadas como CAR-T, edición génica y terapia celular, los participantes de la ponencia 'El papel de la biotecnología en la industria farmacéutica' coincidieron en que el campo vive una nueva era, caracterizada por la convergencia entre tecnología, automatización e inteligencia artificial. Esta evolución ha permitido abordar enfermedades anteriormente intratables y ha redefinido el modelo de desarrollo farmacéutico, acercándolo a una medicina más personalizada, eficiente y predictiva.
Escalabilidad en terapias avanzadas
La Dra. Cristina Bernadó, directora científica de Gene Vector Barcelona, abordó con detalle las dificultades inherentes a la escalabilidad de las terapias génicas y celulares, que a menudo siguen un modelo autólogo, es decir, personalizado para cada paciente. Según explicó, "muchas de estas terapias todavía se producen en hospitales debido a su naturaleza individualizada, lo que plantea enormes retos en términos de fabricación y distribución global".
La experta destacó que la clave para superar este obstáculo reside en el uso de plataformas estandarizadas, como los vectores lentivirales, ampliamente utilizados en terapias CAR-T. "Estos vectores permiten escalar la producción a diferentes niveles y adaptarse a las distintas fases de desarrollo clínico, lo que puede facilitar el acceso a startups y reducir costes iniciales", afirmó.
Asimismo, hizo hincapié en la necesidad de integrar la visión manufacturera desde las primeras etapas de investigación, ya que "pensar en la escalabilidad desde el laboratorio es esencial", por lo que "establecer sinergias tempranas entre investigadores y fabricantes puede evitar la necesidad de rediseñar productos más adelante, acelerando así la llegada al mercado".
Crisis de financiación
Uno de los temas más debatidos durante la ponencia fue el impacto de los mercados financieros en el ecosistema biotecnológico. El Dr. Albert Font, CEO de Leanbio, ofreció una visión clara sobre cómo la caída de los mercados públicos desde principios de 2021 ha afectado directamente al acceso a financiación, especialmente para las empresas privadas.
El profesional señaló que "la bajada de las valoraciones ha dificultado la salida a bolsa de muchas compañías, lo que ha generado un efecto dominó en todo el sector". A su juicio, existe una interdependencia entre el mercado privado y el público. "Aunque solemos tratarlos como mundos separados, lo cierto es que las empresas privadas dependen en algún momento de los mercados públicos para crecer, y los inversores también ajustan sus decisiones en función de estas condiciones", puntualizó.
Este contexto obliga a muchas startups a buscar fórmulas alternativas de financiación, lo que ralentiza su crecimiento e incluso frena proyectos innovadores en fases tempranas. No obstante, también reconoció signos de recuperación reciente: "En este último trimestre hemos visto un leve repunte. Si continúa, podría suponer un alivio significativo para todo el ecosistema".
CDMOs en la cadena de valor
Otro aspecto central en el debate fue el papel emergente de las CDMOs (Contract Development and Manufacturing Organizations) como agentes estratégicos en el desarrollo farmacéutico. Según el Dr. Font, el modelo tradicional ha quedado obsoleto porque "los clientes ya no buscan solo capacidad de producción o cumplimiento de calidad", así que "lo que ahora necesitan es un socio estratégico que entienda su programa, ofrezca agilidad y se comprometa de forma integral con el proyecto".
Este cambio de mentalidad es relevante ante la fragmentación del sector y la presión sobre las startups, que cada vez asumen más riesgo innovador. "Las grandes farmacéuticas están trasladando parte del riesgo a las biotecnológicas más pequeñas. Por eso, estas necesitan un partner que cubra desde el desarrollo regulatorio hasta la fabricación y escalado del producto", añadió.
Enfoque modular en las colaboraciones híbridas
En línea con esta visión, José Martínez, director de desarrollo industrial en Almirall, defendió la adopción de un modelo híbrido entre producción interna y subcontratada. A su juicio, la respuesta "no se trata de elegir entre `insourcing u outsourcing'; se trata de colaborar de forma inteligente, adaptando las capacidades a cada producto, su volumen y su tecnología".
El director resaltó la importancia de ajustar las inversiones en infraestructuras a la nueva realidad de la medicina personalizada: "La era de los blockbusters está prácticamente superada. Producir pequeños volúmenes en plantas diseñadas para grandes escalas es insostenible. Por eso, necesitamos ser flexibles, eficientes y sostenibles". A su vez, subrayó que "apostar por el socio correcto para cada fase del desarrollo es esencial para optimizar costes y acelerar tiempos de comercialización".
Europa ante el reto del acceso al capital
Desde el lado de la inversión, Guillem Laporta, socio del fondo de capital riesgo Ysios Capital, puso el foco en la necesidad urgente de crear un entorno financiero sólido para la biotecnología europea. "La idea de un NASDAQ europeo ha estado sobre la mesa durante años. Euronext ha ganado protagonismo últimamente, y ya se están viendo compañías europeas cotizar con valoraciones atractivas. Necesitamos fomentar este acceso directo al capital, también fuera de EE.UU.", detalló.
Por otro lado, el especialista analizó cómo han cambiado los criterios de inversión en los últimos años: "Durante el boom post-Covid de 2021, muchos inversores generalistas entraron en biotecnología. Pero con la subida de los tipos de interés y la inflación, el mercado se volvió más conservador. Ahora se priorizan activos clínicamente validados y mecanismos de acción bien comprendidos".
Esto ha obligado a las compañías emergentes a buscar enfoques creativos de financiación. Como ejemplo, mencionó el caso de PharmX, empresa del portafolio de Ysios, que recientemente cerró un acuerdo estratégico con la farmacéutica australiana CSL (Commonwealth Serum Laboratories). "Fue una operación atípica, pero muy reveladora del momento que vivimos. CSL se comprometió a financiar el ensayo de fase 3, invertir en fabricación y precomercialización, y además ofrecer liquidez a los inversores. En caso de éxito, podrá adquirir la compañía", aclaró.
Este tipo de colaboraciones son el reflejo de una realidad en la que las compañías deben ser más resilientes, flexibles y estratégicas en la búsqueda de recursos para sobrevivir y crecer. Por lo tanto, el futuro de la industria farmacéutica pasa por una biotecnología estratégica en su aproximación al negocio. Laporta concluyó que "el éxito ya no depende solo de tener la mejor ciencia, sino de saber conectarla con el mercado, con los inversores y con los pacientes, de forma sostenible y escalable".
Fuente: IM Médico