El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea publicó hace unas semanas una auditoría extensa sobre los problemas de escasez de fármacos en Europa y, en uno de sus apartados, evaluó las medidas adoptadas por las instituciones comunitarias para evitar la escasez de antibióticos y otros medicamentos durante el invierno de 2023/2024 (últimos datos disponibles). En este sentido, el documento analiza la aplicación de ocho acciones clave impulsadas por la Comisión Europea y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés), con resultados desiguales.
Entre las medidas mejor valoradas se encuentra el seguimiento continuo de la oferta y la demanda de medicamentos, que se mantuvo hasta la primavera de 2024 y permitió aumentar la sensibilización entre las autoridades nacionales, la industria y las partes interesadas. Asimismo, la colaboración con la industria farmacéutica permitió detectar cantidades adicionales —aunque limitadas— de antibióticos en situación de riesgo. Este trabajo, coordinado entre la Comisión y la EMA, también promovió discusiones sobre cómo incrementar la capacidad de producción dentro de la UE.
Otra iniciativa positiva fue la creación de un mecanismo voluntario de solidaridad entre los Estados miembros, establecido en octubre de 2023. Aunque no se activó durante el invierno debido a la falta de solicitudes, se utilizó por primera vez en marzo de 2024 para otro medicamento.
Por el contrario, el Tribunal señala que otras medidas no se aplicaron o no tuvieron el impacto esperado. No se intensificó el intercambio de información con los reguladores internacionales, ni se logró avanzar en la adquisición conjunta de antibióticos, aunque la Comisión sí planificó este tipo de compras para el futuro. También se intentaron contactos con países del hemisferio sur, como Australia, pero sin resultados concretos.
Por otro lado, reconoce que la campaña informativa dirigida al público lanzada por la EMA en otoño de 2023 sí contribuyó a aumentar la concienciación sobre el uso responsable de los antibióticos y la necesidad de prevenir su escasez.
Por último, pese a la disponibilidad de la reserva de antibióticos del programa rescEU, estima que ningún Estado miembro solicitó su despliegue a través del Mecanismo de Protección Civil de la Unión durante el invierno de 2023-2024. Esta reserva, financiada por la Unión Europea y gestionada por la Comisión, sigue en fase de creación y tiene como objetivo reforzar la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias graves. Sin embargo, el informe señala que las cantidades almacenadas eran todavía muy limitadas, ya que estaban concebidas principalmente para situaciones excepcionales como catástrofes naturales o pandemias, y no serían suficientes para afrontar una escasez generalizada de medicamentos.
El Tribunal subraya que, aunque la existencia de la reserva representa un avance en la preparación sanitaria europea, su utilidad frente a crisis de suministro farmacéutico aún depende de su desarrollo y de una estrategia más amplia de producción y distribución dentro de la UE. En este sentido, el Tribunal reitera que, si bien se registraron avances en la coordinación y en la sensibilización, la Unión Europea aún enfrenta desafíos para garantizar un suministro estable de medicamentos esenciales durante los periodos de alta demanda.
En sus conclusiones, el informe señala que la Comisión ha comenzado a tomar medidas, pero estas resultan todavía insuficientes. "Persisten carencias jurídicas, fragmentación del mercado, debilidades en la aplicación de obligaciones a la industria, sistemas de adquisición poco resilientes y falta de coordinación en reservas y producción", concluye.
La auditoría se llevó a cabo considerando los retos de salud pública derivados de la escasez crítica de medicamentos y el trabajo legislativo en curso. El análisis cubrió hasta octubre de 2024, con consultas a múltiples partes interesadas (pacientes, médicos, farmacéuticos, industria, autoridades nacionales, organizaciones internacionales y EEUU).
Fuente: El Global Farma