La Ley de Biotecnología de la Unión Europea se presenta como una gran oportunidad para fortalecer la posición de Europa como líder global en este ámbito y recuperar la competitividad perdida en los últimos años en el panorama de las ciencias de la vida. Una iniciativa que surge de la cruda realidad de que a pesar de contar con unas sólidas bases de investigación y una excelente comunidad científica, el viejo continente ha visto como su participación en ensayos clínicos y su inversión en biotecnología han disminuido en comparación a otras potencias mundiales.
Según apuntan desde la UE, la Ley de biotecnología aspira a crear un ecosistema más atractivo y dinámico para las compañías farmacéuticas, las stratups de biotecnología, los investigadores y los pacientes. Para tratar de lograr este escenario no solo es necesario un marco legal más armonizado y predecible, sino también incentivos para la inversión, el fomento de la colaboración y la formación y retención de talento especializados en esta materia.
Desde la Comisión de Sanidad del Parlamento Europeo han intensificado sus esfuerzos recientemente con la publicación de un proyecto de informe
El objetivo final no se queda solo en impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo en el sector, como es evidente, con esta Ley buscan garantizar que los pacientes europeos tengan un acceso más rápido a tratamientos y terapias innovadoras, mejorando así la calidad de vida y la salud pública en toda la región. Aunque las líneas estratégicas de la Ley de Biotecnología están muy claras, para conseguir ver los resultados todavía hay mucho camino por delante.
Desde la Comisión de Sanidad del Parlamento Europeo han intensificado sus esfuerzos recientemente con la publicación de un proyecto de informe en el cual piden simplificar la normativa y aumentar la financiación para impulsar la competitividad de la Unión Europea. En el caso de la normativa, mencionan la necesidad de reducir la fragmentación actual, acortar los plazos de comercialización de las innovaciones y eliminar obstáculos regulatorios que surgen a nivel nacional y que impiden un mercado único efectivo.
Por parte de la financiación, destaca la importancia de crear mecanismos que aseguren la rapidez y la escala de la financiación, tanto privada como pública, para el desarrollo y la implementación de innovaciones biotecnológicas. Se trata de construir un flujo de capital eficiente que permita que las ideas biotecnológicas, desde la idea hasta su aplicación a gran escala, no se queden estancadas por la falta o la lentitud de inversión.
Actualmente, la Ley de Biotecnología de la UE se encuentra en fase de consulta y planificación hasta el próximo 11 de junio. Un periodo en el que recopilan las opiniones y propuestas de expertos, empresas, pacientes y otros actores implicados para entender mejor las necesidades y los posibles impactos de la ley antes de redactar su texto final.
La UE tiene una oportunidad clave en sus manos para convertir todo su potencial científico en liderazgo en biotecnología
Una vez que se presente la propuesta, prevista para 2026, tendrá que pasar por el proceso legislativo de la UE, que normalmente implica que el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE la revisen, debatan, enmienden y finalmente voten para aprobarla. Por lo tanto, se trata de un proceso complejo y que puede llevar tiempo.
En definitiva, la UE tiene una oportunidad clave en sus manos para convertir todo su potencial científico en liderazgo en biotecnología. Sin embargo, el éxito no dependerá solo de la capacidad de la Comisión para integrar las diversas perspectivas de la industria, la academia y los pacientes, sino también de la voluntad política para implementar cambios significativos que superen la fragmentación actual.
Fuente: ConSalud.es